lunes, 18 de junio de 2012

Helados y verano

            Ahora que llega el verano, los padres se preguntan cómo debe cambiar la alimentación de sus hijos en estos meses de calor. Uno de los puntos principales es realizar entre 5 y 6 comidas al día aunque más ligeras. Además se deberá adecuar la ingesta de líquidos, sobretodo en las horas de más calor, para evitar posibles deshidrataciones. Consumir más frutas y verduras, ya que también nos aportan agua.

 Pero si hay una duda que se repite todos los veranos, tiene que ver con el consumo de helados. Según el R.D. 618/1998, de 17 de abril, por el que se aprueba la Reglamentación técnico-sanitaria para la elaboración, circulación y comercio de helados, son preparaciones alimenticias que han sido congeladas simultánea o posteriormente a la mezcla de las materias primas utilizadas y que han de mantener la congelación, hasta el momento de su venta al consumidor.

Pero existen helados de muchos tipos:
  • Helado de crema: 8 % de materia grasa de origen lácteo.
  • Helado de leche: 2,5 % de materia grasa de origen lácteo.
  • Helado de leche desnatada.
  • Helado: 5 % de materia grasa y proteínas exclusivamente de origen lácteo.
  • Helado de agua
  • Sorbete: 15 % de frutas.
  • Los helados de agua y los sorbetes, que se presenten en estado semisólido se denominarán “granizados”. 

 La composición depende de la variedad, siendo por término medio la siguiente:
  • 204 kcl/100 gr
  • 4,5 gr proteínas/100 gr
  • 10,1 gr grasa/100 gr
  • 24,5 gr CH/ 100 gr
             Por ello, estamos ante un alimento de alto valor nutritivo y aporte calórico moderado. Los helados de leche además tendrán una elevada aportación de calcio y proteínas. La principal limitación para su consumo moderado, la suponen los azúcares, que pueden llegar hasta un 25%. Actualmente existen en el mercado helados dietéticos, preparados a partir de helados de leche, con bajo contenido en grasa, y a los cuales se les han eliminado los azúcares y se han sustituido por fructosa o sorbitol.


Los helados pueden integrarse como postre de las comidas, siempre y cuando se alternen con el consumo de frutas además de incluir en las comidas las raciones necesarias de verduras y hortalizas.


Lo más recomendable es que no pierdan el carácter de alimento estacional, propios sobre todo del verano, y así evitaremos los excesos y sobretodo que nuna sustituyan a la fruta como postre.
 

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