Los refrescos, bebidas
carbonatadas y con gas cada vez son más consumidas por nuestros niños; hasta el
punto de que, para miles de niños, estas bebidas han sustituido la ingesta de
agua. Muchos padres les dan estos líquidos a sus hijos, sin saber que pueden
ocasionar diferentes problemas de salud que van desde la obesidad infantil,
descalcificación de huesos, caries dentales...
Pero ¿de qué están hechas estas bebidas? Los
ingredientes principales se pueden resumir en azúcares o edulcorantes,
anhídrido carbónico (CO2), aromas, aditivos varios, como la cafeína,
el glutamato y ácido fosfórico. De esta lista, observamos que estas bebidas no
nos proporcionan ningún beneficio nutricional solo nos aportan “calorías
vacías”, no aportan ni vitaminas ni minerales.
Los principales problemas de estas bebidas, son el
alto contenido en azúcares y la ingesta de ácido fosfórico:
§ En la siguiente imagen
se puede observar el equivalente en azúcar para cada tamaño de botella de un
refresco de cola. Por ello, cuando de manera ocasional y moderada, se
consuma alguna de estas bebidas, será mejor consumirlo de tipo light o zero, de
manera que no tomaremos azúcares. En los último años, se ha observado una
relación directa entre la ingesta de estas bebidas azucaradas y un exceso de peso.
§ Respecto al ácido
fosfórico actúa en estas bebidas como aditivo por su acción conservante y
acidificante. Al ingerir una cantidad elevada de estos refrescos, la ingesta de
fósforo se ve incrementada y esto contribuye a largo plazo en un efecto desmineralizante
de huesos y dientes. El exceso de fósforo influye en una menor absorción de
calcio de manera que el contenido de este mineral a nivel óseo, también será
menor.
Resumiendo,
las recomendaciones para refrescos y bebidas carbonatadas, tanto para niños
como adultos, se encuentran actualmente en un consumo esporádico o bien no
consumirlas.
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